Es sorprendente como la pasión de un grupo de personas puede cambiar el futuro. Sandra Zapata, una científica, que buscaba dar usos diferentes a ingredientes desconocidos y olvidados, con una visión innovadora, durante su tesis post doctoral, se obsesiona con desarrollan un colorante natural, y aquí es como empieza el desarrollo de una industria que no existía y que promete ser el soporte de familias productoras y transformadoras de jagua. La dedicación a la investigación y experimentación de un equipo de trabajo cohesionado, durante años, los lleva a lograr la extracción del codiciado colorante azul, que de la mano de las mujeres de campo, las lideresas del primer eslabón, le otorgan a este proyecto perspectivas de crecimiento.
Pero el proyecto va más allá del logro científico pues se fueron incorporando elementos cruciales para la sostenibilidad, uno de ellos, el empoderamiento para las mujeres y familias en la región. Es por esto que encuentran en el programa Colombia + Competitiva, financiado por la Cooperación Suiza y con Swisscontact cómo facilitador, una colaboración estratégica con el propósito de desarrollar cadenas de valor sostenibles e inclusivas. C+C proporcionó apoyo financiero y asesoramiento para la expansión del proyecto.
En el proceso de obtener el colorante, las mujeres desempeñan roles destacados, desde la gestión hasta la producción y procesamiento de jagua. La fundación Mi Sangre, fundada por Juanes (famoso artista colombiano) que trabaja por un País en el que las nuevas generaciones sean protagonistas en la construcción de una cultura de paz, aparece como un importante apoyo en el proyecto, fortaleciendo las convicciones, fomentando una mentalidad emprendedora y proporcionando habilidades de otras mujeres y familias para que encuentren inspiración en este negocio y oportunidades económicas en la producción y transformación de la fruta.
A pesar de los desafíos técnicos que representa tener el primer colorante natural azul estable a PH acido para la industria alimenticia y cosmética y la resistencia cultural e incredulidad de los recolectores y productores del fruto en la región por la poca popularidad del ingrediente, Ecoflora y su equipo perseveraron y triunfaron. La obtención de certificaciones, como la de la Food and Drug Administration (FDA) para comercializar el colorante en el mercado internacional obtenido recientemente, subraya la dedicación del equipo y su capacidad para superar obstáculos.
El colorante azul de la jagua, desarrollado por Ecoflora, no solo gana popularidad a nivel local, sino que también cruza fronteras, capturando el interés del mercado internacional, la empresa colombiana cuenta con un gran aliado comercial para su distribución, la compañía danesa Oterra. Ecoflora se posiciona como un símbolo de sostenibilidad y equidad de género en la industria de ingredientes naturales, recibiendo recientemente el reconocimiento Trillion Trees del Foro Económico Mundial, en la categoría bosques, comunidades y cadenas de valor, reconocimiento que busca abordar los desafíos ambientales, como el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, a través de la restauración de los bosques, que desempeñan un papel crucial en la absorción de carbono y el mantenimiento de los ecosistemas saludables.
La transformación no se limita a las operaciones de Ecoflora; se convierte en un impulso que impacta positivamente a la comunidad, al mercado y más allá. El empoderamiento de las mujeres y sus familias genera un círculo virtuoso que se extiende a hogares y comunidades y promueven la sostenibilidad.