Dentro de las prácticas culturales de las familias, uno de los primeros aprendizajes que ocurren en la primera infancia es el cuidado de la tierra o monte. Así, las y los niños aprenden de los procesos de crecimiento de las semillas, las enfermedades que los afectan y ciertos cuidados que se deben tener para su productividad. Este tipo de acompañamiento si ocurre con el núcleo familiar de la niña, niño o adolescente no se establece como un riesgo a sus derechos, siempre y cuando no asuma ninguna responsabilidad sobre el cuidado de los cultivos.
Sin embargo, si bien la población tiene la garantía y el acceso a educación, salud e identidad, dentro de los derechos fundamentales no están exentos de situaciones de riesgo de trabajo infantil ampliado. Es por ello que el proyecto Cacao más Sostenible, incluye entre sus prácticas, no solo fomentar innovaciones y servicios para entablar relaciones comerciales a largo plazo entre productores y consumidores; sino también sensibilizar y supervisar la adopción de buenas prácticas en la protección de los niños y en la participación de las mujeres en la toma de decisiones en los procesos de producción y gestión dentro de las organizaciones de productores. Para ello, se diseñó e implementó una estrategia de comunicación sobre el trabajo infantil y la agricultura familiar.
Es preciso mencionar que para toda la comunidad es fundamental que las niñas, niños y adolescentes finalicen sus estudios de formación escolar y obtengan un título bachiller, algo que genera motivación por su permanencia escolar, ya que la escuela IE Agroindustrial de San Luis Robles es uno de los pocos espacios con los que cuenta la infancia y adolescencia para su socialización, aprendizaje y desarrollo de actividades recreativas.
Previo al desarrollo de la estrategia de sensibilización se realizó un diagnóstico que arrojó que dentro de las actividades que realizan las niñas, niños y adolescentes de manera posterior a su jornada escolar, el 19 % apoya en las labores de la finca mientras que el 69% apoya en las labores de la casa. Así mismo se evidencia un acompañamiento en actividades agrícolas los sábados o en vacaciones escolares, con un promedio de dos a cuatro horas diarias. Este tipo de actividades pueden derivar en situaciones de trabajo infantil.
El diagnóstico también arrojó que el 100 % de participantes son hijos e hijas de productores de cacao, quienes desde temprana edad han acompañado a sus padres y madres a las actividades agrícolas de subsistencia familiar, como parte de su proceso de crianza, sin que este acompañamiento se convierta en trabajo infantil. No obstante, es fundamental relacionar los factores que se pueden constituir en algún momento como situaciones de riesgo de trabajo infantil: