Si bien ha habido avances significativos en igualdad de género, el rubro del café todavía presenta retos para las mujeres. Y es que café es muy importante en la economía del departamento de El Paraíso, un rubro en donde las mujeres representan el 25.7% de la población caficultora.
Pero en los últimos años se está produciendo un cambio en la mirada del café como una salida laboral posible para la juventud; pasando del cultivo a otras actividades de servicios, algo que genera la necesidad de personal capacitado, un nicho de empleo que puede ser cubierto principalmente por personas jóvenes. En este contexto, la juventud femenina está empezando a destacarse en catación y barismo, sectores caracterizados por hombres.
La formación profesional realmente cambia vida y permite que las personas jóvenes y sobre todo las mujeres, quienes registran los mayores índices de desempleo en Honduras, puedan encontrar no solo una profesión, sino también una motivación.
Skarlett obtuvo una oportunidad laboral en el IHCAFE como promotora en calidad. Ese primer empleo la catapultó a trabajar desde el 2020 en un Centro Turístico como barista: “Ahora alquilo una vivienda, pago mis estudios universitarios y trabajo en una reconocida cafetería”, y acota que también apoya la formación de más mujeres en el grupo Mujeres en Acción, donde “aprendemos sobre recolecta, proceso de beneficiado, almacenamiento y preparación de muestras para ferias”
Skarlett es un claro ejemplo de que las caficultoras jóvenes pueden insertarse en nichos de mercado como los cafés especiales, tostaduría y barismo; en especial cuando son impartidos por los referentes de la industria como el Instituto Hondureño del Café (IHCAFE) y que además cuentan con la certficación por competencias por parte del Instituto Nacional de Formación Profesional (INFOP).
Roger Irías forma parte del 7% de jóvenes que se dedican al rubro del café; un joven que encontró una veta de desarrollo profesional, convirtiendo un negocio familiar en una pasión: “el cultivo del café es el sustento de la familia, pero no veía mi futuro ahí. Desconocía la calidad y los procesos de fermentación, pero después de los diplomados de control de calidad (catación) y barismo en 2019, el café se convirtió en mi vida”, acotó Roger.
Roger participó en dos diplomados de control de calidad (catación) y barismo impartidos por el Instituto Hondureño del Café (IHCAFE) que no solo cambiaron su forma de ver el mundo del café, sino que le abrieron oportunidades de empleo.
Al graduarse, consiguió trabajo en la capital (Tegucigalpa) en donde también certificó sus competencias gracias al Instituto Nacional de Formación Profesional (INFOP). “Carecía de experiencia en este mundo de los cafés especiales, mejoré la calidad del grano porque lo secamos. Esto hizo posible buscar mercados que eleven el valor del producto. Ahora, un 20% de la cosecha la tuesto y vendo en Tegucigalpa”, explica Roger y añade: “Soñaba con abrir mi cafetería, pero tuve que pausar esta idea por la pandemia del COVID-19. Ahora tengo listos varios equipos y materiales para arrancar este proyecto”.
El amor que Roger tiene por el café es inspirador para otros jóvenes y demuestra que el desarrollo de las capacidades técnicas certificadas en jóvenes caficultores marca la diferencia, genera oportunidades de empleo e ingresos, promueve el relevo generacional y aporta a la innovación productiva con nuevas ideas de negocio. El siguiente paso es entrar a la escuela de catadores, para alcanzar una profesionalización en el apasionante mundo de los cafés de especialidad.
ProJoven es un programa financiado por la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación COSUDE e implementado por Swisscontact.