En los fértiles campos de Villanueva, Casanare (Colombia), está ocurriendo una revolución. Lo que antes se consideraba desecho en la producción de cacao, ahora representa una valiosa oportunidad para agricultores y comunidades.
Comprometidos con el desarrollo económico sostenible enfocado en fortalecer el sector privado, hemos respaldado, a través del programa Colombia + Competitiva, un innovador proyecto liderado por la empresa Casa Luker y cofinanciado por la Secretaría de Estado Para Asuntos Económicos de Suiza (SECO).
Este proyecto de upcycling se ha propuesto transformar los biorresiduos de la producción de cacaos finos y de aroma en ingredientes y productos de alto valor agregado para la industria alimentaria.
Esta iniciativa representa un giro que busca beneficiar a toda la cadena de valor de la empresa Casa Luker, que, desde 1906, se dedica a la producción y venta de chocolates.
A día de hoy, 20 agricultores locales han sido incluidos en un piloto para transformar los biorresiduos en productos comercializables. Esto no solo mejora la productividad de sus fincas, sino que también fomenta una nueva relación entre la comunidad y el medio ambiente, donde casi el 100% del cacao es aprovechado.
El apoyo con una tercera parte del financiamiento para la infraestructura de la planta ha sido clave para que Casa Luker desarrolle nuevas iniciativas que aprovechan mejor los recursos, mejoren su competitividad y promuevan la sostenibilidad en la industria del cacao.
También hemos favorecido el desarrollo de prototipos para generar nuevas líneas de negocio a partir de los biorresiduos del cacao. Este esfuerzo ha resultado en la creación de dos productos derivados de estos residuos, que ya han alcanzado escala comercial y se están vendiendo. Y el impulso de las capacidades técnicas necesarias para la operación de la planta, lo que ha sido clave para llevar estos prototipos al mercado.
Al colaborar con empresas como Casa Luker, contribuimos al fortalecimiento de las cadenas de valor y fomentamos un entorno de innovación continua, como parte de un enfoque integral orientado a generar un impacto económico y social positivo en las comunidades donde operamos.
El proyecto se centra en aprovechar los residuos del cacao para crear nuevos productos. La planta producirá anualmente hasta 6.9 toneladas de jugo concentrado de cacao, con un piloto que generará 15 toneladas de fibra de cacao y 4.8 toneladas de esparcibles.
Estos subproductos se utilizarán en una variedad de alimentos, como syrups para bebidas, cremas, galletas y brownies, ofreciendo nuevas opciones dulces y sostenibles.
El jugo concentrado ha despertado el interés de clientes internacionales en países como Estados Unidos, Eslovaquia, Inglaterra y Japón. La primera venta se concretó en Eslovaquia, donde el jugo se está utilizando en bebidas refrescantes de verano, helados, e incluso barras de cereal. Y esta es solo la punta del iceberg.
Gradualmente, Casa Luker tendrá la capacidad de expandir la producción y responder a la creciente demanda internacional.
Tradicionalmente, solo se utilizaba el 18.3% del cacao, específicamente el grano. El otro 82% de la fruta, que incluye la pulpa, la cáscara y otras partes, era simplemente desperdiciado. Pero en Casa Luker vieron algo más: un potencial oculto en esos biorresiduos que podría no solo reducir el impacto ambiental, sino también generar productos innovadores.
El proyecto ha inaugurado una nueva era para los cacaocultores de Casanare, permitiéndoles aumentar sus ingresos y mejorar la sostenibilidad de sus fincas.
El apoyo que recibió Casa Luker Se espera que la expansión de las líneas productivas genere más empleos; que hasta ahora han sido cinco desde la apertura de la planta.
Para muchos trabajadores de Casa Luker Agrícola, esto representa una oportunidad de desarrollo profesional al transitar de labores de campo a procesos de producción de alimentos.
Se espera que este modelo productivo transforme la percepción global del cacao, convirtiendo un sector que antes generaba desechos en uno que valoriza cada parte de la fruta. Y es que la creación de nuevos productos no solo genera ingresos y empleos más verdes; sino que también impulsa un futuro más sostenible y respetuoso con el medio ambiente.
En Casanare los agricultores ahora ven oportunidades en cada mazorca, aprovechando al máximo el cacao y conectándose más con el mercado global.