El sector agrícola es uno de los motores más importantes del crecimiento económico y la mitigación de la pobreza en Camboya. El uso extensivo de la tierra en las últimas décadas ha provocado el deterioro del suelo, lo que se refleja en una menor productividad y la disminución en los ingresos de los agricultores. Además, se supone que el cambio climático reducirá el rendimiento de los cultivos a largo plazo. Un uso más eficiente y sostenible de los recursos naturales es crucial para garantizar la producción de alimentos y para proteger el medio ambiente. Para lograrlo, se necesitan técnicas de producción agrícola innovadoras y climáticamente resilientes, capaces de proteger los ecosistemas naturales y que permitan al mismo tiempo aumentar el rendimiento de los cultivos.
El Gobierno de Camboya está comprometido con la lucha contra el cambio climático y la transición a un modelo de desarrollo sostenible con bajas emisiones de carbono. Desde 1996 el país participa activamente en los esfuerzos de protección del clima de la ONU y ratificó el Acuerdo de París que contiene ambiciosos objetivos climáticos. Además, Camboya se esfuerza para que en 2050 pueda ser considerada neutra en carbono y está aplicando una estrategia a largo plazo para alcanzar ese objetivo. Para ello, el sector agrícola desempeña un papel importante: necesita urgentemente transitar de un modelo tradicional a métodos más respetuosos con el medio ambiente.
La agricultura agroecológica puede revitalizar las tierras degradadas restaurando la biodiversidad del suelo, garantizando la seguridad alimentaria al evitar el monocultivo y aumentando los ingresos de los agricultores. Al sembrar múltiples variedades de plantas y cultivos de cobertura que protegen el suelo entre las temporadas de crecimiento, este enfoque también ayuda a los agricultores a adaptarse al cambio climático: las plantas no sólo se benefician de un suelo más sano, sino que también pueden atrapar carbono en el suelo y así ayudar a mitigar el cambio climático.
Sin embargo, los pequeños agricultores se sienten inseguros a la hora de introducir estas prácticas. Swisscontact ayuda a los agricultores camboyanos a transitar del uso excesivo de insumos agrícolas, como los fertilizantes, a prácticas más sostenibles con el medio ambiente.
El programa piloto "Dei Meas", que en lengua jemer significa "suelo dorado", incentiva a los pequeños agricultores a aplicar métodos de cultivo sostenibles y respetuosos con el medio ambiente. La iniciativa forma parte del proyecto más amplio llamado "Agroecología y Transiciones Seguras del Sistema Alimentario en el Sudeste Asiático", que cuenta con el apoyo de varias organizaciones, entre ellas Swisscontact. El objetivo del programa es lograr la transición de 500 hectáreas de tierras de labranza hacia prácticas más agroecológicas. Además, ofrece incentivos financieros a los agricultores para ayudarles a realizar la transición.
Como parte de esta iniciativa, se presentaron tres escenarios para los agricultores de la provincia de Battambang:
Naev Sombo es una agricultora de 61 años de una aldea del este de Battambang. Desde 1979 siempre ha aplicado métodos agrícolas convencionales como el arado intensivo varias veces al año y un mayor uso de pesticidas. Cada vez le preocupaban más los efectos de estos métodos en la salud del suelo y el aumento de los costos de los insumos agrícolas. Fue una de las primeras agricultoras de la región en dedicar sus cuatro hectáreas a la agricultura regenerativa. Mejoró la calidad de su suelo sembrando cultivos de cobertura y realizando ciclos entre varios cultivos. Gracias a estos métodos de siembra sostenibles, se añadieron nutrientes al suelo, y la tierra rejuvenecida produjo mayores cosechas. Ahora, Naev Sombo es una defensora de las prácticas agroecológicas y ha incentivado a otros agricultores de su comunidad para que adopten estos métodos de cultivo.
Este proyecto está financiado por la Fundación Happel, la Fundación Symphasis y la Fundación Leopold Bachmann, entre otros donantes. Forma parte del Programa de Desarrollo Swisscontact, cofinanciado por la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE), Departamento Federal de Asuntos Exteriores DFAE.