Antes de 2015, el centro poseía ciertas dificultades según narró Antonio Valeriano: “Nos era complejo diversificar sin tener inversiones y equipos e incluso, sin currículos actualizados, pero en la primera fase de ProJoven, al ver las demandas laborales en la construcción, incursionamos en ese tema. También se mejoró la pedagogía y las áreas de enseñanza con transformación de ambientes didácticos y equipo. En la segunda fase, pasamos al área industrial, prestación de servicios y mecánica con la misma metodología anterior, pero con un componente nuevo, el autoempleo y emprendimiento. Se capacitaron jóvenes en planes de negocios y se entregaron 37 kits de emprendimiento. Esto fue crucial porque con la pandemia, las oportunidades laborales disminuyeron”.
Este programa financiado por la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación COSUDE y ejecutado por Swisscontact promocionó transversalmente la orientación psicosocial, como explicó Antonio: “Por su procedencia de contextos complejos, algunos jóvenes presentaban comportamiento y conductas inadecuadas. Irónicamente, las habilidades más buscadas son las competencias blandas como valores morales y buena actitud, porque lo técnico se perfecciona en las empresas”.
En proyección social, el programa también apoyó la remodelación de espacios para crear ambientes más dignos y también se promovió el cuidado del medioambiente mediante la reforestación.