Investigación en sanidad vegetal y microbiología, desarrollo de bioinsumos y redes de innovación agrícola son las claves de una intensificación agroecológica

La jornada inició con la presentación de resultados alcanzados en parcelas demostrativas de maíz en Vinto, Cochabamba. El empleo de EnergyTop y Tricobal representó un incremento cercano al doble de los rendimientos típicamente alcanzados por una agricultura de escala familiar, además de una notable reducción de la incidencia de las plagas, gracias a un control fitosanitario asociado al empleo de estos bioinsumos. Al respecto, tanto Rolando Oros de la Fundación PROINPA como Sandra Nisttahusz de Mercados Inclusivos afirmaron que: “no se trata únicamente de emplear ambos productos como medicina ante una enfermedad” (…) “la solución está en una actuación sistemática, que parte de la investigación, el desarrollo y el escalamiento, es decir, del laboratorio, a la parcela y hasta los mercados de consumo, de ida y vuelta (…) promoviendo la restauración del equilibrio natural de microrganismos en los suelos, como una sólida alternativa al uso indiscriminado de agroquímicos.”

Seguidamente se visitó los laboratorios de fitopalogía y de microbiología, así como las instalaciones dedicadas a la industrialización de bioinsumos, que a la fecha son utilizados en una superficie productiva que supera las 115.000 hectáreas, según declara su director Rolando Oros. La exposición estuvo a cargo de los expertos Giovanna Plata y Jimmy Ciancas quienes explicaron sobre los mecanismos que tienen los microorganismos en el control de las plagas así como en el desarrollo, sanidad y en especial, la resistencia a los eventos climáticos extremos: “en condiciones de laboratorio y a partir de la recolección/identificación que hacen nuestros técnicos agrónomos en campo hemos generado un repositorio de las principales enfermedades que atacan a los cultivares, ya sea por intermediación entomopatológica o fúngica” donde básicamente “estudiamos el desempeño que tienen los microrganismos que se hallan en los suelos y en todo ser vivo respecto al progreso, control o extermino de unos sobre otros, pero en especial de los benéficos.” (…) “En la naturaleza existe un equilibrio entre los benéficos y los dañinos, por tanto, el desafío constante está en mantener un sano equilibrio que permita la continuidad de los ciclos productivos, sin arrasar con todos los microrganismos como normalmente lo hacen los agroquímicos”. (Ing. Msc. Giovanna Plata)

Ahora bien, todo ello en cuanto al manejo de plagas; pero ¿qué es lo que se hace para hacer frente a los eventos climáticos adversos?. En Bolivia heladas, sequías e inundaciones causan pérdidas que llegan a más de la mitad de la producción. Al respecto, PROINPA, en razón a su vocación por los cultivos andinos como la quinua, cañahua y el tarwi ha desarrollado toda una línea de bioinsumos que incentivan el crecimiento en follaje, floración y raíces favoreciendo un desarrollo integral de la planta, pero en especial de aquellas variedades capaces de anticipar su producción o que tienen mejores condiciones para sobrevivir a los eventos climáticos extremos. De acuerdo con uno de los representantes del directorio de PROINPA, el Ing. Jorge Blajos, se han dado grandes pasos en los complejos productivos de exportación de Quinua Real y de Chía que bien podrían expandirse a otros complejos productivos de alto valor nutracéutico de origen boliviano, donde la participación de actores privados, comunitarios y académicos es fundamental”, remarcando una vez más el valor del abordaje sistémico antes que la difusión de innovaciones. En Bolivia, PROINPA es una de las pocas instituciones que ostenta la certificación IMOcert que contribuye a una producción orgánica en ciertos cultivos, -como la quinua o la chía- que facilitan el ingreso a mercados de exportación en Japón, Estados Unidos o Europa.

Al cierre de la visita, la comitiva encabezada por el Embajador Weeks conoció dos empresas derivadas de PROINPA, Biotop y Panaseri, que ofrecen servicios y productos relacionados en beneficio de la agricultura familiar, además expresó satisfacción por el hecho de que su cooperación, esté participando en la intensificación de la agroecología en Bolivia, a través de Mercados Inclusivos. Finalmente, Nisttahusz y Oros señalaron que todos los detalles de este modelo agroecológico en el que participan diversos actores públicos, privados y comunitarios fueron compartidos con el Viceministerio de Desarrollo Rural, la Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos (EMAPA), el Servicio de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria (SENASAG) y el Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal (INIAF), mostrando que existen alternativas nacionales para intensificar la agroecología, mejorando el rendimiento de los cultivos, el ingreso de los y las agricultoras y disminuyendo la importación de agroquímicos. En los últimos 18 años, la importación y el uso de agroquímicos para la producción agrícola se han incrementado en 500%, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas (2019). El Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE) indicó que en 2017 se importaron 164 millones de kilos (de agroquímicos) por un valor de 307 millones de dólares; en 2018, la cifra fue de 148 millones de kilos por un valor de 343 millones de dólares. (Los Tiempos, 2019)