Las hermanas Ramírez jamás olvidarán la pandemia del COVID-19, tanto para Isis, técnica en computación, como Sarai, maestra, significó la pérdida de sus empleos. Encerradas en su casa, descubrieron una oportunidad en su vecindario de la ciudad de Choluteca, Honduras al ver que no existía ningún negocio cercano que vendiera productos de alimentación. Inauguraron la pulpería Del Carmen y poco a poco fueron creciendo, sin embargo, les faltaba equipamiento para hacer del negocio más sostenible.
Isis tenía en mente comprar un mantenedor refrigerado, pero carecía de los recursos económicos. Su hermana Saraí cuenta lo difícil que era esto: “A veces venían grupos y solamente teníamos un refresco helado y era frustrante ver que se iban a otra pulpería. También perdíamos semanalmente seis litros de leche y cinco libras de quesos, entre otros productos" porque Choluteca es muy caluroso. "Metíamos los refrescos de vidrio a presión dentro de un congelador, a mi hermano le explotó una botella y casi pierde un ojo”, agrega Isis. Además, el poco espacio en un congelador les impedía tener variedad.
“Las ganancias las invertimos en agrandar el negocio, pusimos techo en el pasillo, los clientes no se mojan ni asolean”, mencionó Isis, a lo que Sara agregó: “Asimismo ahora vendemos bebidas en diferentes tamaños y sabores, y productos lácteos, que ahora no se dañan”. Innovar en productos helados en una ciudad tan caliente catapultó los ingresos de este negocio, fue como tener un oasis en medio del desierto.
El programa ProJoven es financiado por la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación COSUDE y ejecutado por Swisscontact.