Debido a que el proyecto trabajó en su mayoría con personas pobres y en extrema pobreza tiene un fuerte enfoque en la seguridad alimentaria de las familias beneficiarias con el fin de que puedan asegurar la disponibilidad de alimentos y calidad de estos para una mejor nutrición. Los subproyectos orientados en la seguridad alimentaria son los planes de seguridad alimentaria y nutricional (PSAN).
Los PSAN están orientados a participantes individuales y/o grupales en pobreza extrema para mejorar rendimientos y producción de alimentos como maíz, sorgo, maicillo y frijol, así como promover la diversificación productiva con huertos familiares. Se financió con insumos, herramientas y bienes para procesos postcosecha, tecnologías sencillas incluyendo la captura de agua y sistemas de distribución con bajos costos de mantenimiento. Bajo este modelo el proyecto financió pequeñas obras de cosecha y almacenamiento de agua para regar alrededor de 500 mt2 por hogar en promedio para un total de 150 hectáreas que beneficiaron a 3000 hogares.
La generación de negocios se desarrolló a través de dos modelos: planes de negocios agrícolas (PNA) y planes de negocios no agrícolas (PNNA).
Estos se desarrollaron con grupos de productores que manejan cultivos de alto valor e inversiones en mercadeo. Los planes de negocio son el fundamento de los subproyectos y debieron mostrar su viabilidad al momento de su formulación. Estos fueron presentados en un formato sencillo indicando la disponibilidad de los recursos (agua, tierra, capital) la disponibilidad de la tecnología propuesta, su viabilidad financiera (ingresos menos costos) y, hasta donde fue posible, la identificación de un aliado comercial.
El proyecto financió 101 planes de negocios que fueron implementados de manera asociativa por las organizaciones de productores llegando a 1419 hogares de una meta de 1750. Los planes incluyeron inversiones en cosecha de agua, pequeñas inversiones de riego parcelario incluyendo bienes, equipo, insumos agrícolas, mano de obra y equipo post-cosecha. Bajo esta modalidad, la meta del proyecto fue llegar a instalar 350 hectáreas bajo riego (por goteo) incluyendo la cosecha de agua, distribución y riego parcelario.
Estos subproyectos están orientados a desarrollar negocios que no son agrícolas como la preparación de alimentos, artesanías, talleres (reparación de motocicletas, reparación de celulares), barberías, salas de belleza, abarroterías, artesanías, entre otros. se desarrollaron con grupos de jóvenes y mujeres para impulsar su participación en la generación de ingresos. Al igual que los PNA, los planes de negocio debieron mostrar su viabilidad al momento de su formulación (disponibilidad de la tecnología propuesta, su viabilidad financiera, etc.).
El proyecto financió 52 planes de negocios que fueron implementados de manera asociativa por los grupos de jóvenes y mujeres llegando a 313 hogares de una meta de 250. Los planes incluyeron inversiones en adecuación de locales, equipos, herramientas, insumos, materiales, materias primas.
Es importante destacar que tanto en los PNA como PNNA se ha brindado asesoría en la parte organizativa y empresarial para que los participantes puedan manejar bien sus negocios: conformación de juntas directivas, utilización de registros, planes de trabajo, análisis de costos, análisis mensual de las pérdidas o ganancias obtenidas en los negocios, definición de estrategias de comercialización y enlaces con los mercados.
En la parte agrícola hubo un fuerte enfoque en la mejora de la productividad de los diversos cultivos y por consiguiente un incremento de los ingresos de los hogares beneficiarios. Se planteó una meta para incrementar los rendimientos de los cultivos de granos básicos en un 20% e incremento promedio de los ingresos en $ 900.00 por beneficiario sobre la línea base del proyecto.
A lo largo del proyecto se brindó capacitación y asistencia técnica a las familias beneficiarias con el objetivo de que adopten buenas prácticas agrícolas orientadas a mejorar la productividad de una manera sostenible, para esto se realizó la promoción de cinco prácticas básicas: curvas a nivel, camas altas, densidad de siembra, fertilización diluida y manejo seguro de agroquímicos. Adicionalmente se apoyó con diversos tipos de tecnologías como: sistemas de riego, uso de diferentes tipos de cosecha de agua (lagunas, tanques, geomembranas), uso de semillas mejoradas, uso de bombas de mochila y equipo de protección, entre otras.
La metodología utilizada para la transferencia de las prácticas y tecnologías ha sido a través de la implementación de escuelas de campo donde los beneficiarios tienen la oportunidad de aspectos teóricos sobre las diversas prácticas y luego ponerlas en práctica en sus parcelas de cultivo (Aprender-Haciendo). Todo este esfuerzo realizado en la parte agrícola permitió que los hogares mejoren el rendimiento de sus cultivos significativamente.
El mejoramiento de la producción y productividad en los cultivos ayudó a incrementar la generación de ingresos de los hogares participantes. Los planes de negocios agrícolas generaron ingresos por la venta de sus productos agrícolas como: maíz, frijol, okra, hortalizas, frutales, productos lácteos, entre otros que venden tanto en mercados nacionales como para exportación como el caso de la okra. En cambio, los planes de negocios no agrícolas generan sus ingresos a través de la venta de abarroterías, servicios de reparación de motocicletas, reparación de celulares, ventas de comidas, salones de belleza, barberías, fabricación y venta de hamacas, entre otros que son vendidos en el mercado local, nacional y el mercado salvadoreño en el caso de las hamacas.