Swisscontact conduce la visión de un desarrollo sostenible incorporando en todos sus proyectos y actividades los conceptos de equidad de género e inclusión, responsabilidad ambiental, buena gobernanza y acceso a servicios financieros.
Swisscontact contribuye así a un desarrollo social y medioambientalmente consciente basado en la participación e involucramiento de las comunidades.
La equidad de género y la inclusión social son una base fundamental para la crear oportunidades económicas y fortalecer competencias. Swisscontact está comprometido con ello en más de 120 proyectos en todo el mundo.
Un ejemplo de este enfoque es un proyecto de formación en la República de Chad, que promueve el empleo y, sobre todo, el autoempleo entre jóvenes excluidos del sistema educativo formal. Para lograrlo, se fortalecen sus competencias técnicas y empresariales y se les acompaña en su proceso de integración al mercado laboral.
Durante una campaña de sensibilización e información, se les muestra a las y los jóvenes la variedad de opciones profesionales. El equipo del proyecto les aconseja explícitamente que elijan una profesión que refleje sus deseos y preferencias. Con todo y las barreras culturales, algunas mujeres jóvenes han elegido profesiones que habitualmente se consideraban masculinas, rompiendo de ese modo la barrera de los prejuicios. Algunas de ellas han elegido, por ejemplo, ser electricistas, trabajar en el sector de la construcción, reparar motocicletas o convertirse en técnicas especializadas en la instalación de paneles solares. De igual forma, varios hombres jóvenes han elegido profesiones en el sector gastronómico y de preparación de alimentos, los cuales tradicionalmente se han considerado “trabajos típicamente femeninos”.
La integración al mercado laboral sigue siendo un reto para las personas jóvenes que eligen profesiones poco convencionales para su género. Casi un 50% de las mujeres y más del 80% de los hombres que completan su formación profesional realiza un trabajo que tradicionalmente se asocia al sexo opuesto. Aunque las mujeres jóvenes suelen ganar menos que los hombres en esos ámbitos, acceder a profesiones consideradas masculinas y realizar las mismas tareas que sus colegas masculinos les llena de orgullo.
Según Koubra Dahab, alcaldesa de Oum Hadjer (capital de la provincia occidental de Batha) las jóvenes formadas en instalación y reparación de paneles solares reciben el mismo salario que los hombres. Y es que, según explica, ellas trabajan con ahínco y producen resultados de alta calidad.
En un país como Chad, en el que las normas culturales específicas para cada género son tan rigurosas, estos resultados son muy alentadores. Sin embargo, también demuestran que falta mucho por hacer para que hombres y mujeres puedan traspasar la línea divisoria del género en todo el espectro de profesiones.